Entrevista: la economía del desarrollo sostenible de cara a Rio +20 (I Parte)
El cambio climático es un desafío sin precedentes que enfrenta a la humanidad y los ecosistemas del mundo. Esfuerzos internacionales para combatirlo entretejen intereses políticos y económicos intrínsecamente relacionados con procesos de desarrollo. La compleja interdependencia entre la economía política del cambio climático y su potencial efecto en el desarrollo sostenible se ha evidenciado claramente a lo largo del proceso de negociación intergubernamental sobre cambio climático y se refleja en el limitado estado de desarrollo del régimen internacional bajo el sistema de las Naciones Unidas.
La Cumbre de la Tierra en Río 1992 atrajo la atención de la comunidad global sobre la urgente necesidad de reconocer y respetar el delicado balance que requiere el desarrollo sostenible de la presente y las futuras generaciones. Río 92 elevó la discusión sobre la importancia de tratar los temas ambientales en la agenda política de los países. Se demostró que las dimensiones sociales y económicas del desarrollo requieren una consideración meticulosa de cómo dependen e impactan el ambiente.
En aquel entonces, se acordó que esfuerzos globales comunes eran necesarios para poder rápida y significativamente enfrentar la deuda ecológica reflejada en la creciente pérdida de biodiversidad, degradación de la tierra y los severos impactos del cambio climático inducido por fuentes antropogénicas. El sistema de las Naciones Unidas parecía el candidato natural para canalizar diálogo y acuerdo entre los Estados. En este contexto, la Cumbre de la Tierra fue la cuna de tres convenciones internacionales incluyendo la Convención Marco de las Naciones Unidas Contra el Cambio Climático.
Veinte años después, los líderes mundiales se volverán a encontrar en Río de Janeiro en junio del presente año en la Conferencia de las Naciones Unidas para Desarrollo Sostenible. El pobre progreso alcanzado relativo a los crecientes y nuevos retos ambientales globales que afectan la capacidad de los países en desarrollo para erradicar pobreza, demandan acciones y un liderazgo político determinado y efectivo.
Mucho se ha escrito sobre las consecuencias e impactos económicos de la inacción sobre los problemas ambientales globales. De forma particular, Lord Nicholas Stern con su mundialmente reconocido Reporte sobre la Economía del Cambio Climático es uno de los principales influyentes en las negociaciones internacionales. Durante su visita a Ecuador a finales de marzo, una entrevista fue realizada por Daniel Ortega, Director de Medio Ambiente y Cambio Climático en coordinación con la Dirección de Análisis Político del Ministerio de Relaciones Internacionales, Comercio e Integración del Ecuador. El objetivo fue tratar de involucrar al Profesor Stern en un diálogo que comunicara sus perspectivas sobre la próxima reunión de Río+20 en el contexto de las propuestas presentadas por el Ecuador. De manera particular, la entrevista buscaba que el Profesor Ster pudiera elaborara en la interconexión entre la economía del cambio climático y la economía del desarrollo sostenible. La siguiente sección describe la interacción entre Stern y Ortega.
Daniel Ortega Pacheco: Me gustaría comenzar por agradecerle por esta oportunidad de diálogo ya que conozco su complicada agenda.
Como usted conoce, Ecuador forma parte de los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), y en ciertas oportunidades se nos ha denominado o llegado a reconocer, como la conciencia crítica en el proceso de negociación de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Consideramos que estas acciones de reflexión crítica son muy valiosas para el proceso al contribuir con perspectivas alternativas. Así que nuestra conversación estará en cierta medida relacionada con esas visiones progresistas. Estamos conscientes de que el cambio climático es un problema que se encuentra ligado al desarrollo sostenible. Esto nos invita a enfocar su discusión en temas de distribución, equidad social y multi-generacional como usted en cierta medida hace referencia en su reporte sobre la economía del cambio climático. En su reporte, usted recomienda lograr un acuerdo sobre una amplia gama de responsabilidades mutuas en cada una de las dimensiones de acción pertinentes que contribuyan al objetivo general de reducir los riesgos del cambio climático. Responsabilidades mutuas que deben tomar en cuenta los costos y capacidades necesarias para su implementación así como las posibilidades de crecimiento y situaciones históricas de cada país. Sin embargo, ¿no cabría tomar en cuenta la deuda climática adquirida por los países desarrollados para cumplir con el principio básico establecido por la CMNUCC de responsabilidades comunes pero diferenciadas?, ¿cuál es su visión académica y política sobre el tema?
Nicholas Stern: Este asunto se trata evidentemente más sobre filosofía moral y debería ser fundamentada en ese contexto. Percibo el problema al que estamos enfrentados, en esencia, como dos partes cercanamente relacionadas, las mismas, que son posiblemente los dos desafíos que definen este siglo. El primero es la superación de la pobreza mundial y el otro es la gestión del cambio climático. Si fracasamos en uno, fracasaremos en el otro. Si intentamos manejar el cambio climático poniendo obstáculos en el camino de la superación de la pobreza mundial, no tendremos la valentía para realmente gestionar el problema del calentamiento global. Si fracasamos en el manejo el cambio climático, crearemos un ambiente tan hostil que podría en efecto revertir los avances que hemos logrado en la superación de la pobreza. Por lo tanto, se deben atender ambos de manera conjunta.
En segundo lugar, en mi opinión, debemos partir de este reconocimiento para tratar de comprender que significa tener acceso equitativo al desarrollo sostenible. Ese es el lenguaje que se adoptó en [la Conferencia de las partes (COP) 16 realizada en] Cancún, en el año 2010], el cual considero es un lenguaje muy constructivo. Sin embargo, esto no quiere decir que debemos tomar una ruta de debacle, así como también no quiere decir que simplemente porque los países ricos tienen esta gran deuda, esta gran responsabilidad de haber contaminado el planeta, las generaciones actuales que se encuentran en la lucha contra la pobreza deben continuar con esta contaminación. El Primer Ministro de Etiopía se expresó sobre esto de forma muy clara en Durban durante la COP 17, al mencionar que no fue la equidad o la justicia quienes fallaron al planeta en el pasado. Me parece que las acciones pasadas no han establecido responsabilidad de parte de los países ricos de prestar soporte en un camino distinto hacia el desarrollo al mundo que se encuentra en desarrollo. El mundo en desarrollo deberá escoger ese camino y tienen todo el derecho de demandar soporte financiero y tecnológico. Sin embargo, la pregunta ética en relación al acceso equitativo al desarrollo sostenible, se ha presentado en el pasado bajo la idea de que ustedes los países ricos deberían hacer algo más consistente, como ciertamente deberían hacerlo y a menos que los países ricos provean amplios recursos financieros y tecnología, el mundo en desarrollo no hará nada y simplemente continuará tal como puede hacerlo, siguiendo el mismo proceso de desarrollo que los países industrializados siguieron en el pasado. Lastimosamente esta línea argumentativa está circulando por varios sectores políticos y no tiene ningún sentido. No lo tiene.
Por ejemplo, si los países ricos emitieran cero en el 2013, lo cual de seguro no lo harán, pero si lo hicieran, el presupuesto mundial designado en emisiones para los países en desarrollo y países emergentes sería de 32 o 33 billones de toneladas de CO2 equivalentes, atractivo no despreciable para los países en desarrollo. Sin embargo, los valores de emisión del mundo en desarrollo parecería que será mayor a ese valor, por lo que no hay forma de que el presupuesto mundial de emisiones se satisfaga, a menos de que exista un fuerte liderazgo en el mundo en desarrollo por lo que esto se trata de desarrollo sostenible. Los países ricos deben actuar con más fuerza y deben proveer apoyo, pero no me parece que el mundo en desarrollo pueda esperar para que se materialice dicho apoyo.
De todas maneras, lo que se ha visto actualmente, es que el mundo en desarrollo también se abre camino con sus propios parámetros de desarrollo sostenible, mientras exigen apoyo por parte de los países ricos en el camino que han escogido seguir, estas acciones pueden realizarse de manera mucho más equitativa, disminuyendo el costo y la presión sobre los seres humanos. Han escogido este camino por que lo consideran el correcto y el actuar así es mucho más atractivo, mucho más atractivo como bien lo ilustra el Ecuador. Así que en mi opinión, la comprensión del principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas está cambiando y está cambiando de manera constructiva hacia el acceso equitativo al desarrollo sostenible. Yo pienso que es un avance muy positivo, es algo que comenzamos a ver en Cancún, y que destinamos a seguir en Durban, en parte bajo el liderazgo de los países del ALBA. Lo que ya no se escucha decir, afortunadamente, es que a menos que los países ricos tomen medidas, nosotros los países en desarrollo vamos a seguir contaminando el planeta porque ustedes lo hicieron en el pasado.