miércoles, mayo 09, 2012

El Buen Vivir en Río+20


Las naciones del mundo se reunirán en Río de Janeiro con motivo de la Conferencia de las Naciones Unidas para Desarrollo Sostenible (Río+20) con miras a acordar esfuerzos conjuntos que reflejen un compromiso renovado y que reconozca nuevas visiones. En este contexto, el Buen Vivir se presenta como propuesta de un paradigma por la vida para un nuevo orden mundial que se origina de la cosmovisión de los pueblos del sur.

La sociedad del buen vivir es aquella en la que el ser humano y su diversidad colectiva cultural coexiste en armonía con la Naturaleza y su diversidad biológica. El paradigma del Buen Vivir reconoce la importancia de la vida en su conjunto incluyendo todas sus formas, incluso como parte constitutiva de la garantía de la propia vida de los seres humanos. Al recuperar el sentido del bien común y la dimensión colectiva de la política y la sociedad, frente a la perspectiva exclusivamente privada e individualista, se recobra el sentido ético y moral del vivir-en-común.

En lo económico, el buen vivir demanda generar otras formas de generación de riqueza para mejorar la calidad de vida y pagar la deuda histórica de los grupos excluidos. La economía debe integrar inteligente y responsablemente el uso y manejo de los recursos para transformar el poder, distribuirlo y caminar hacia la sociedad del buen vivir. Esto demanda una transición socio-ecológica desde el extractivismo capitalista hacia un marco de especialización productiva sostenible. El desarrollo sostenible es un proceso de construcción hacia el buen vivir. El socialismo del buen vivir es el fin, pero su consecución no puede ser hecha de la noche a la mañana. Si una economía no mejora las condiciones materiales de producción y reproducción de la vida social de la población y no permite superar la pobreza o combatir amenazas actuales como el cambio climático, no solo no es viable políticamente sino tampoco es deseable éticamente.

Finalmente, la transición socio-ecológica hacia el buen vivir debe iniciar con el reconocimiento de que la Naturaleza es un sujeto de derechos. La Declaración Universal de los Derechos de la Naturaleza será el reflejo de un nuevo pacto global que garantice el buen vivir de las presentes y futuras generaciones. Por tanto, un instrumento de esta índole sentará las bases para un ordenamiento de patrones de producción y consumo desde economías dependientes hacia economías que aseguren la erradicación de la pobreza, equidad y justicia redistributiva que permitan alcanzar el vivir bien, en armonía con la naturaleza y con nuestros hermanos.